En busca del sentido
- Matías Salomón
- Oct 5, 2020
- 2 min read
Updated: Aug 20, 2021

Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de símbolos escribe: “Las constelaciones, los animales y las plantas, las piedras y los elementos del paisaje fueron los maestros de la humanidad primitiva”. Su interpretación de lo que conformaba su entorno inmediato y los humores de esa naturaleza que habitaba, con sus ciclos y fenómenos atmosféricos quedando cada vez más expuestos, ayudaba a los Antiguos a guiarse en su existir.
Queda claro que el ser humano viene llevando adelante la búsqueda de un orden que le permita orientarse en su existencia desde que pisa este planeta. En esa búsqueda, el desarrollo del lenguaje ha acompañado y abierto pasadizos, por así decir, pero ha bloqueado el avance al establecerse como límite. Ni la palabra, aun con toda su sofisticación y riqueza, ni cualquier otra técnica permite por sí sola develar ese orden.
Conforme fueron avanzando los conocimientos en civilizaciones con las que nos iguala el hecho de haber descartado esas “intuiciones primitivas” o conexiones con el todo por encontrarlas demasiado laxas, nos ha ido angustiando cada vez más la conciencia errada de que somos individualmente principio y fin de algo y no parte integrante de ese Todo del que para estudiar con máximo detenimiento fuimos alejando cada vez más, apoyados en los últimos 400 años de “ciencia”.
Así, lo que puede demostrarse científicamente adquiere la categoría de verdad mientras que toda práctica que no adhiere a los postulados científicos provoca desconfianza o gracia.
Nosotros, nosotras, hijos/as de este siglo XXI donde todo pareciera estar resuelto y todo pareciera estar disponible esperando solamente que sepamos apropiárnoslo, somos herederos del vacío de sentido que recibimos como legado de los últimos siglos en los que la ciencia se ha convertido en la convalidante de la realidad.
Aunque en las últimas décadas hemos conseguido vaciarnos de relatos obsoletos y soltarnos de muchos mandatos, no hemos podido recuperar lo que ha quedado sepultado y fuera de nuestra vista durante todo este tiempo.
Repito la tésis astrológica: el orden que el ser humano busca es el sentido. De nada sirve conocer solamente el nombre de las cosas. No es tampoco desmenuzando hasta la última partícula de materia ni explorando Marte que surgirá el sentido. El sentido de nuestra vida está a nuestro alcance y cada signo del Zodíaco ofrece una respuesta. Nuestra Carta Natal nos ayuda a despertar a ese proceso dinámico mediante el cual descubrimos el sentido de nuestras experiencias y realidades.
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